La nobleza de la reforma tributaria

La reforma tributaria que debutó en el Congreso es
un monumento a las mentiras de nuestro presidente

Hay muchas formas en las que todos podemos ser iguales.

Igualdad y justicia son conceptos honorables e incendiarios a los que hay que darles el lugar que se merecen.

Pero pensar que son sinónimos, y que entenderlo así es una idea noble, es un engaño que nos puede salir muy caro.

En uno de los debates presidenciales de las elecciones de 2010, Mockus le dijo a Santos: “Vamos a volver a jugar el mismo juego de siempre, de descubrir que la olla está raspada, es decir, me encantaría que el doctor Santos escribiera su frase de "no pondré impuestos"en mármol, en cemento, y que la pusiera en algún sitio para poder visitar ese sitio, si es que gana las elecciones”.

Santos le contestó: “Pues habría que ver cómo aumenta uno los recursos del Estado pero no subiendo tarifas, en eso profesor Mockus yo le puedo firmar aquí, en piedra, en mármol si quiere, en lo que usted quiera, no voy a subir tarifas, no voy a subir tarifas, voy a subir si es necesario aumentar el recaudo vía (…) generando más gallinitas que pongan más huevos, no matando la gallina de los huevos de oro, eso sí puedo yo firmarlo en mármol … Yo digo que lo puedo firmar, no voy a subir tarifas”.

Aunque la firma en mármol no se hizo, la Reforma Tributaria que está debutando en el Congreso es un monumento a las mentiras de nuestro presidente.

Más vergonzoso —y un asunto que dice mucho de lo que el gobierno Santos piensa de nosotros— es que propongan rebautizar algunas tarifas con nombres como Impuesto de lujo, CREE o IMAN para que Juan Manuel pueda decir tranquilamente que las tarifas de los impuestos no van a aumentar.

Lo cierto es que lo único que sigue manteniendo un beneficio tributario para los empleados son las cuentas AFC, todos los otros beneficios que reducían el monto final del impuesto de renta desaparecieron.

Esa es una forma menos evidente pero igual de efectiva de incrementar los impuestos; no importa si dicen que van a subir la tarifa o que van a eliminar una exención, el resultado es que nos toca pagar más.

Aunque en el diseño de la Reforma no abunda la palabra “incremento” sí predomina “eliminación”  y si el “monumento” se aprueba, los empleados van a pagar el doble de impuesto de renta que hoy.

Santos no es el único en delirar con la Reforma Tributaria. Mauricio Cárdenas, el Ministro de Hacienda, justifica el aumento de los impuestos diciendo que en Colombia hay mucha desigualdad en los niveles de ingreso y demasiada informalidad (¿exactamente qué es lo terrible de la informalidad?) y que eso se arregla con más plata para el Estado.

Según los representantes del Gobierno, el ingreso, la riqueza, el dinero, está muy mal distribuido. Su repartición es injusta.

¿Qué alguien tenga más realmente es injusto?

Si Carla duerme todo el día, Mara sube la montaña, Rina ve televisión y Sofi recoge 40 frambuesas ¿es justo que cada una tenga 10 o que Sofi decida qué hacer con las 40?

De acuerdo con la lógica del Ministro todos deberíamos tener una porción más equitativa de la torta nacional, sin importar si fuimos de los que conseguimos los ingredientes y amasamos o de los que únicamente aparecemos para comer.

Lamentablemente hay muy poca objetividad, respeto o justicia en esta forma de describir la equidad, especialmente con los que hacen posible que exista una torta para repartir.

Sin ellos todas las discusiones  sobre la justicia de la repartición serían futiles, y sin embargo, en vez de agradecerles, se les impone como obligación que trabajen más para pagar impuestos al Estado en nombre de la equidad.

Cuando las leyes respaldan este tipo de ideas surgen más Carlas, Maras y Rinas que creen que tienen derecho a quedarse con lo que hace Sofi y que si no, están siendo oprimidas.

Así se defienden reformas en nombre de la equidad, reformas que aumentan la carga tributaria de los colombianos y que significan más dinero que se entrega a sabiendas de que será despilfarrado y robado en su mayoría y fuente de la tiranía del Estado colombiano.

En nombre de la igualdad las personas deben entregar parte del fruto de su trabajo sin importar que consideren nefasto el uso que otros le darán.

Equidad e igualdad son conceptos a los que hay que darles el lugar que se merecen.

El primer paso es evitar que sigan usándose impunemente como bandera y justificación de robos disfrazados como la Reforma Tributaria. 

Invocar la equidad no es lo mismo que justificar y mucho menos implica convencer a los demás de que lo que se quiere lograr está bien.

Nada explica mejor por qué hay que rechazar la nobleza de la Reforma Tributaria que la canción de Rush, The Trees:

THE TREES

There is unrest in the forest,
There is trouble with the trees,
For the maples want more sunlight
And the oaks ignore their pleas.

The trouble with the maples,
(And they’re quite convinced they’re right)
They say the oaks are just too lofty
And they grab up all the light.

But the oaks can’t help their feelings
If they like the way they’re made.
And they wonder why the maples
Can’t be happy in their shade.

There is trouble in the forest,
And the creatures all have fled,
As the maples scream “Oppression!”
And the oaks just shake their heads

So the maples formed a union
And demanded equal rights.
“The oaks are just too greedy;
We will make them give us light.”

Now there’s no more oak oppression,
For they passed a noble law,
And the trees are all kept equal
By hatchet, axe, and saw.

LOS ÁRBOLES

Hay disturbios en el bosque,
Los árboles tienen un problema
Porque los arces piden más luz
Y los robles ignoran sus súplicas.

El asunto con los arces,
(y están convencidos de tener la razón)
Es que dicen que los robles son muy altos
Y acaparan toda la luz.

Pero los robles no pueden evitar sentir
que las cosas están bien como son
Y se preguntan por qué los arces
No pueden estar contentos en su sombra.

Hay un conflicto en el bosque,
Y los animales han huido
Porque los arces gritan “¡Nos oprimen!”
Y los robles sólo sacuden sus cabezas

Así que los arces se han unido
Para demandar igualdad de derechos
“Los robles son demasiado codiciosos;
Los forzaremos a darnos luz”

Ahora ya no hay más opresión de los robles
Puesto que se ha pasado una noble ley,
Y los arboles serán iguales
Por hacha, sierra y serrucho.

Uno de los peores serruchos es el tributario y es letal cuando se empuña en nombre de la igualdad.

Se sacrifica la diferencia buscando uniformidad sin tener claro por qué.

Al fin y al cabo todos los esclavos y los ceros son iguales.

¿Algún voluntario para esclavo? 

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